El convento de Santa Catalina es considerado uno de los templos más hermosos de América, que guarda las más armoniosas expresiones arquitectónicas propias de la época colonial.

Ubicada en el departamento de Arequipa, este monasterio fue fundado para un grupo de monjas el 10 de septiembre de 1579 en honor a Santa Catalina. Sin embargo, fue en 1559 cuando se iniciaron los esfuerzos para la construcción de este evento. El proyecto fue aprobado por el virrey Francisco Toledo y trabajando bajo la supervisión de Don Juan de la Torre, un caballero de la espuela dorada.

La española Doña María de Guzmán, viuda de Diego Hernández de Mendoza, fue la principal aportante y también la primera pobladora de este templo. Su hija Ana Jesús y su querida amiga Quiteria del Berrido, siguieron sus pasos y vistieron también los hábitos.

La parte exterior del Monasterio está resguardado por un grueso muro alto. Su interior es como un laberinto, formado por estrechas calles y pasadizos con nombres españoles tales como Sevilla, Granada, Málaga. Toledo, entre otras, las cuales confluyen en un plazoleta al centro del templo.

Esta pequeña ciudadela, dispone de habitaciones que fueron diseñadas con diferentes dimensiones y comodidades según el origen social de las monjas. En el lugar, también se pueden hallar pequeños recintos destinados a diversos tipos de talleres como la artesanía o conocina. Actualmente, el Convento de Santa Catalina es un centro turístico al que llegan visitantes peruanos y extranjeros ansiosos por recorrerla y aprender más de su historia.

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