Apuntemos al turismo
Recién en 1996 Perú superó medio millón de turistas extranjeros anuales y en 2002 alcanzó por primera vez el millón. Una posición relegada en la región, luego de décadas marcadas por el deterioro de pobre infraestructura, terrorismo y una limitada oferta de servicio.
De acuerdo al Mincetur, en 2017 llegarán al país más de cuatro millones de turistas, aumentando en cerca de 300,000 los visitantes de 2016. Esto marca un récord que constituye una importante fuente de divisas (más de 4,300 millones de dólares) y un “PBI turístico” que representa 4% del PBI del país, generando más de 1.2 millones de empleos. La procedencia mayoritaria: Chile, Estados Unidos, Ecuador, Argentina, Colombia, Brasil y España.
A pesar del gran avance, todavía es una cifra baja, considerando la diversidad de atractivos en Perú y comparando con otros países de la región. Chile superó los 5.5 millones de turistas el año pasado, mientras que Colombia llegó a 4.8 millones.
Luego de Lima, visitada en muchos casos por trabajo o ausencia de vuelos directos, el destino emblemático es Machu Picchu – Cusco, que en 2016 superó 1.4 millones de visitantes entre nacionales y extranjeros, seguido por la Reserva Nacional de Paracas – Ica, que recibió más de 327,000 turistas. Aún pocas visitas en Kuélap (aunque ha multiplicado sus visitantes con el teleférico), Choquequirao y el Amazonas.
El plan de gobierno de PPK dedica un capítulo al turismo, estableciendo diagnósticos, metas y rutas estratégicas que difícilmente se cumplirán en caso de que no mejore sustancialmente la infraestructura (el nuevo aeropuerto de Cusco y la ampliación del Jorge Chávez son dos casos emblemáticos del atraso), la conectividad, así como la formalización de los servicios turísticos (no se han notado avances significativos para enfrentar el problema de la informalidad que afecta el crecimiento económico y, sobre todo, nuestro desarrollo). La promoción del turismo debe ser una bandera de consenso, en la que converjan los esfuerzos de derechas e izquierdas; liberales y conservadores; costeños, serranos y selváticos. Una prioridad de trabajo conjunto.