Nadie te dice que verás las fotos de tus amigos, y anhelaras estar compartiendo esos momentos con ellos. Nadie te dice que seguirán su vida sin ti, que ya no harás parte de sus historias, que al principio te extrañaran y tu a ellos, pero luego se acostumbrarán a tu ausencia, y que ambos serán personas diferentes cuando vuelvas.

Nadie te dice que te sentirás sumamente asustado, que las tareas que antes veías como rutinarias, ahora se vuelven todo un desafío; subir a un bus y bajarte en la palabra correcta, ir a comprar un poco de pan, preguntar una dirección.

Todo lo antes conocido se vuelve tan difícil, tan caótico, tan diferente.

Nadie te dice que te hará falta tu familia, tu hogar, comida de tu madre, los abrazos de tu padre, nadie te dice que te hará falta la comida de tu país; porque todo aquí es tan diferente a lo que has conocido como lo es común para otros.

Nadie te dice nunca el valor que tendrás que sacar al dejar todo atrás, la ansiedad que se siente cuando te encuentras solo, y cuanto anhelarás poder compartir con otra persona un poco de todo lo bonito que pasa frente a tus ojos.

Nadie te dice muchas cosas antes de viajar.

Pero así nadie me haya lo dicho, no lo cambiara por nada del mundo. Porque estoy aquí por mi. Porque esta experiencia saca mis más profundos miedos, pero me dejará los recuerdos más valiosos y las alegrías más grandes.

En este momento de mi vida, este es el lugar del mundo donde debo estar; mi lugar en el mundo, aquí, y ahora… aunque nadie puede asegurar un ‘para siempre’.